Tai Chi Chuan
TAI CHI CHUAN, TAOÍSMO Y SALUD
La forma Yang de 13 movimientos con Javier y Ned, improvisamos este vídeo durante una tarde de clases. Más que alumnos son compañeros de prácticas… Gracias.
“El hombre nace blando y flexible.
A su muerte está endurecido y rígido.
Las plantas verdes son tiernas y llenas de savia.
A su muerte están marchitas y secas.
Por eso, lo rígido y no flexible es la disciplina de la muerte.
Ser dócil y ceder es la disciplina de la vida.
Por eso, un ejercito sin flexibilidad nunca gana la batalla.
Un árbol que no se inclina se quiebra fácilmente.
Lo rígido y endurecido se caerá.
Lo blando y flexible sobrevivirá.”
Podríamos afirmar que estas palabras del Tao Te Ching y los conceptos filosóficos que encierran son la esencia misma del Taiji Quan.
¿Qué es el Taiji Quan y en que parte de su impresionante entramado de estilos y técnicas esconde su relación con el Tao 道 (Dào)?.
Tai Chi Chuan (pinyin tàijíquán, chino tradicional 太極拳 , chino simplificado 太极拳).
Existe una opinión bastante generalizada de que el Taichi Chuan es una terapia o una filosofía de vida. En realidad el tàijíquán es en esencia y en sus orígenes un Arte Marcial, no es ni una terapia, ni una medicina que de por si cure ninguna alteración de la salud y tampoco es una filosofía de vida en si mismo, aunque si ahondamos en él, buscamos su sentido más profundo y practicamos con ahínco de forma tradicional, nos proporciona múltiples posibilidades de mejorar y mantener nuestra salud y nos brinda un auténtico modo de vida. Sin embargo estas cualidades no son atribuibles al arte en sí sino a que contiene en su esencia los principios de taoísmo y a que su práctica se realiza de forma tradicional, respetando su esencia.
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Preguntado una vez el maestro Fu Sheng Yuan, ¿por qué el Taiji, al practicarlo es tan suave y lento pero se le considera un arte marcial?, respondió: “En otras artes marciales, el “kungfu” va por fuera, en el taiji, el kungfu es interno, es otra forma de verlo. Es como una mota de algodón con una aguja adentro. Puedes sostenerla sin problemas en la mano, pero si la aprietas fuertemente, te puede hacer mucho daño.”
Lanza de Taiji Quan
Su historia y orígenes son parte de la propia historia de China y de su cultura tradicional. Como tal, está plagada de mitos y leyendas que se confunden con la realidad, lo cual hace muy difícil dar por buena una sola de entre varias teorías que hay sobre su origen. Sin embargo lo que está universalmente aceptado es que nace como un arte marcial, un sistema de boxeo y combate a mano vacía que posteriormente añadió algunas armas a su repertorio de técnicas a la vez que crecía y se diversificaba en estilos y ramas claramente diferenciados.
Son muchos y muy completos los libros que hablan sobre la historia del taijiquan, razón por la cual no tiene sentido extenderse aquí, simplemente diré que una de las teorías más aceptadas es que fue Zhāng Sānfēng 張三豐 o 張三丰 (1314~1320-1417), monje taoísta de quien se dice que no sólo fue experto conocedor de la acupuntura sino también de las Artes Marciales quien dio forma a un sistema de boxeo basado en los principios del “Tai Chi”. De esta teoría se desprende además que su descendencia fue quien transmitió el arte al clan (familia) “Chen”, presumiblemente a finales de la dinastía Ming 明朝 y comienzos de la dinastía Qing 清朝.
Representación pictórica de Zhāng Sānfēng
De ello se deduce que lo que hoy conocemos como Tai Chi Chuan nace de la tradición del sistema de lucha de la familia Chen, impulsada por Chén Wáng Tíng 陳王廷 (1600-1680 novena generación de descendientes del clan Chen). Según historiadores y cronistas de la época, aún han de pasar muchos años para que este arte sea difundido y alcance el prestigio que tuvo en su día en China como arte marcial.
Representación escultórica de Chén Wáng Tíng
Se afirma que fue Yáng Lù Chán 楊露禪 (1799-1872), conocido también como Yang Fukui 楊福魁, nacido en Nan Guan, condado de Yongnian (provincia de Hebei) quien le dio verdadera difusión al arte y le imprimió el sello personal de la familia, creándose el estilo “Yang”. Yáng Lù Chán gozó de gran prestigio y reputación, llegando a ser instructor de Artes Marciales de la Familia Imperial en Pekín, donde se le llamó Yang Wu Di (Yang el Invencible).
Retrato de Yáng Lù Chán
Aguada representando a Yáng Lù Chán rodeado de discípulos.
Según la familia Yang, Yáng Lù Chán, aprendió el Tai Chi Chuan de Chén Cháng Xïng 陳長興 (1771-1853) 14 generación de la familia “Chen”, de la aldea de Chenjiagou.
Retrato de Chén Cháng Xïng
De ahí hasta nuestros días, el taijiquan se ha enriquecido y diversificado como Arte Marcial hasta crear nuevos estilos que se sumarían a los originales Chen y Yang, como el Wu y el Sun, sin olvidar a otros menos conocidos y “sistematizados”, que no menos efectivos o buenos, como el Zhaobao Taijiquan, el Chen Xin Yi Hunyuan Taijiquan o el Wudang San Feng Taijiquan, entre otros.
Retrato de Sūn Lùtáng, creador del estilo Sun de Taiji Quan
Volviendo a la cuestión inicial, ¿donde está y donde nace el beneficio de su práctica para nuestra “salud”?, ¿donde esconde su íntima relación con el Taoísmo?, ¿por qué son cada vez más los médicos que lo indican a sus pacientes como excelente complemento a sus tratamientos?.
Aunque concebido como Arte Marcial, por sus especiales características y estrecha relación con los principios del Taoísmo y la Medicina Tradicional China nos permite a través de su práctica constante y bien dirigida alcanzar un estado de bienestar y equilibrio general que contribuye a recuperar y a preservar la salud, promoviendo la longevidad y equilibrando nuestras funciones fisiológicas y psíquicas, a la vez que nos facilita nuestro crecimiento personal. Pero insisto, no es el arte en sí el que nos da y mantiene la salud, sólo es una herramienta que en nuestras manos puede ser utilizada en nuestro favor, por lo tanto depende de varios factores conseguir este preciado objetivo.
En primer lugar, es primordial recibir una formación adecuada de manos de un buen maestro o profesor que garantice una correcta transmisión de los fundamentos del Taiji Quan. En segundo lugar, es imprescindible que el practicante se sienta identificado con esta actividad y disfrute durante el desarrollo de la misma, condición sin la cual se transformaría en una práctica tediosa y escasamente productiva. Finalmente, hay que destacar que sin un entrenamiento tradicional que incluya su aspecto y aplicaciones marciales, su estrecha relación con el taoísmo entre otros aspectos que considero fundamentales, difícilmente se conseguirá algo más que un mero ejercicio motriz que en el mejor de los casos nos entretenga y favorezca la movilidad de músculos y tendones.
Los beneficios para la salud del Taiji Quan en sus diversas modalidades son el resultado de años de práctica. Su efectos positivos han sido conocidos después de que durante cientos y cientos de años miles y miles de personas lo practicaran de forma tradicional. Hoy en día, se han unido a las formas tradicionales nuevas prácticas, formas (esquemas de movimientos) de competición, se han incluido armas que originalmente no le pertenecían e incluso otros utensilios ajenos a las Artes Marciales. Estas prácticas contemporáneas pueden ser tan beneficiosas como las tradicionales siempre y cuando conserven su esencia, su marcialidad y su fondo filosófico.
Personalmente, creo que es precisamente en su aspecto marcial donde aparece de forma más contundente su vínculo con el taoísmo y sus prácticas relacionadas con la salud y el equilibrio. Precisamente es en las técnicas y aplicaciones marciales donde en mi modesta opinión se esconde el sentido profundo del Tao, de la dualidad, de la Universalidad de todas las cosas.
Pienso que en la técnica marcial se encuentra el Tao ya que es en la búsqueda de la perfección de sus técnicas donde encontramos los principios taoístas del Yin y del Yang, lo vacío y lo lleno, el wu wei (chino tradicional 無為; chino simplificado: 无为), la idea de “fluidez”, flexibilidad, equilibrio y armonía con el Universo, etc. Si vaciamos el taichi de estos conceptos, base de la salud y de la Medicina Tradicional China, ¿qué nos queda?…
De hecho para un enseñante, explicar la aplicación marcial de los movimientos constituye un valioso elemento didáctico que le facilita mucho su tarea de aclarar conceptos, depurar técnicas, corregir posturas, comprender el flujo y el recorrido del Qi por nuestro cuerpo y mejorar por tanto el efecto del taichi chuan sobre nuestro organismo en general. Del mismo modo, para el practicante es mucho más comprensible un movimiento y asumir su posición y secuencia de movimientos correcta cuando conoce por qué y para qué fue pensado originalmente. Todo ello facilita enormemente que el practicante llegue a olvidar la forma para quedarse con el “contenido”, para dejar el Yi (la intención) actuar con libertad y fluidez favoreciendo su estado general e integral de salud.
Al inicio de este escrito cito capítulo 76 del Tao Te Ching. Creo que quien entrene taijiquan imprimiendo su práctica marcial de cuanto se expresa en esas palabras y lleve esos fundamentos a su entrenamiento, comprenderá la profundidad del taijiquan como arte y se beneficiará de sus aspectos más interesantes, creciendo desde el punto de vista humano y preservando su salud.
No está muy claro históricamente si su contenido filosófico es posterior a su desarrollo como arte marcial o ya desde sus inicios, desde los fundamentos y bases técnicas anteriores a Zhāng Sānfēng, llevó la impronta de los grandes pensadores de la época, sabios y letrados taoístas. Sin embargo, está claro que su aspecto marcial esconde estos fundamentos.
El concepto de Wu Wei”, a menudo traducido e interpretado como “no hacer” y que en la práctica se traduce más bien en no forzar ninguna situación, dejar que las cosas fluyan y actuar exclusivamente en aquello que es imprescindible, en aquello que realmente nos afecta o corresponde y usando sólo la energía (Qi) necesaria para ello. Esta interesante idea la vemos desde sus inicios, no sólo en el taiji quan sino que me atrevería a afirmar que todo el wu shu (kung fu) está impregnado de ella incluso en su sentido más marcial ya que todas estas artes han sido creadas con la idea de intervenir para detener o evitar un combate, su efectividad marcial no busca el ataque, sino mas bien la posibilidad de terminar un combate lo más rápido posible y sólo cuando ya es imposible evitarlo.
En general, en la ejecución de cualquier “forma” (Tao Lu 套路 ), intentamos unificar, “armonizar” cuerpo y mente sin olvidar nuestro entorno lo que constituye un reflejo del principio taoísta de la concordancia y armonía con el Universo. Si no conseguimos unificar la mente (la intención, Yi) con nuestro cuerpo, la técnica no será eficaz ya que es el Yi – intención, quien mueve el Qi – energía que pone nuestro cuerpo en movimiento. Sino existe coordinación y armonía entre ellos, la eficacia marcial se pierde aunque el movimiento pueda parecer bello a la vista del profano. En la cadencia y la continuidad de la forma (el encadenamiento sin permanecer inmóvil ni un instante) denota de por si los conceptos de fluidez, unidad, equilibrio, etc.
Los conceptos de Yin y de Yang y la armonía entre estos está presentes en toda la “forma”, en la correcta y armoniosa coordinación de la parte superior o la inferior de nuestro cuerpo, la parte externa o expuesta y la parte interna, las extremidades o costados derechos o izquierdo, etc. Del mismo modo apreciamos el vacío en los llamados “cinco corazones” o en los “cinco arcos” que también esconden un sentido marcial, o bien lo lleno en la pierna que sostiene el peso de nuestro cuerpo o la mano que ejecuta una acción determinada. La posición de la espalda y del pecho (lleno-vacío), etc.
Sirvan de ejemplo los primeros movimientos de la “forma” tradicional de 108 movimientos que contienen algunos importantes principios técnicos del taijiquan como “Las ocho puertas” (Bā mén) 八門 también llamadas los Ocho métodos (Ba fa) u “Ocho fuerzas): Péng 掤(rechazar) , Lù 履(estirar) , Jǐ 擠 (presionar) , Àn 按 (hundir) , Cǎi 採 (tirar hacia abajo) , Liè 挒 (partir) , Zhǒu 肘 (codo) , Kào 靠 (hombro). En estas técnicas y sus principios no es difícil encontrar fundamentos y principios taoístas.
Un buen ejercicio para descubrir nosotros mismos el taoísmo a través del taijiquan es precisamente realizar estos movimientos (o equivalentes de cualquier otra forma) y tratar de descubrir en ellos el wu wei, lo vacio y lo lleno, la fluidez, la armonía, el equilibrio entre el Yin y el Yang, etc.
Estos apuntes acerca del taiji quan que nacen de información que está al alcance de cualquiera (libros, Internet, etc.), de la propia observación y práctica personal y de la práctica docente, no tienen más pretensión que compartir conocimiento y despertar interés por el estudio del taijiquan y del taoísmo, comprender su estrecha relación y su sentido más profundo. Seguramente su contenido resulta extremadamente pobre e incluso puede contener errores e impresiones, no soy un maestro en ningún arte, sólo un simple amante de ellos y aprendiz respetuoso de lo grande que esconden unos pequeños movimientos.
Por honestidad y respeto me parece importante señalar que los beneficios del tai chi chuan se pueden encontrar en cualquiera de los estilos conocidos. No me parece lícito descalificar ni enaltecer a ningún estilo o escuela dado que la calidad y profundidad con que se enseñe no es propia del estilo sino de la calidad de su maestro o profesor, del enfoque que le dé y de su propia capacidad para transmitir estos conceptos.
Debo destacar que en este camino de salud integral, crecimiento personal y modo de vida por el que nos puede llevar el taichi chuan, este Arte Marcial cuenta al menos con otros dos Artes Marciales de similares características y también estrechamente ligados al taoísmo, el Pakua Chang (Bāguà zhǎng – 八卦掌) y el Xing i quan (Xíngyì quán – 形意拳), hermanos en el Neijia (Nèijiā – 內家 ).
Deseo insistir en la idea de que en mi modesta opinión, lo que diferencia la práctica del taijiquan de forma marcial con su práctica, digamos, lúdica o “ligera”, es precisamente la esencia que lo une al taoísmo. El entrenarlo de forma marcial no implica que nuestra intención sea utilizarlo como Arte Marcial, sólo significa que nuestra actitud e intención (Yi) van en la dirección correcta, buscar a través del taiji quan el “Tao”. En un símil con la caligrafía china, podríamos afirmar que si el practicante de caligrafía no busca su esencia, sólo aprenderá una forma de escritura. Del mismo modo, sin buscar la esencia del taiji quan, se queda en el mejor de los casos en una especie de danza grácil y delicada pero carente de contenido.
“Yo no enseño sobre taoismo, enseño la forma. ¿Quieres saber sobre el tao? Practica la forma, la forma ya tiene el tao en sí.”
Maestro Fu Sheng Yuan
Es importante destacar que sólo se consiguen resultados y beneficios para la salud cuando la práctica es constante, los cursos o seminarios de corta duración pueden ser útiles como elemento divulgativo, como un acercamiento a este hermoso e interesante Arte Marcial o como materia de perfeccionamiento o ampliación de conocimientos a practicantes avanzados.
En el siguiente cuadro es posible ver la relación de estas técnicas marciales con principios taoístas, alquímicos e incluso su relación con aspectos de la Medicina Tradicional China.
Rodrigo Jarpa Salgado – Barcelona 2017